martes, 4 de septiembre de 2018

El tacto

Lo que percibimos como sentido del tacto son una combinación de sensaciones transmitidas por distintos receptores ubicados en la piel: termorreceptores (temperatura), mecanorreceptores (presión, textura y suavidad) y receptores del dolor.

La piel está compuesta por tres capas: Epidermis, dermis e hipodermis.
La epidermis es un epitelio pavimentoso con cuatro estratos: córneo, granuloso, espinoso y basal o germinativo. Su característica principal es que no presenta vasos sanguíneos ni linfáticos.
La dermis es una capa conjuntiva de espesor variable, con abundantes vasos sanguíneos y linfáticos, fibras musculares lisas, glándulas, folículos pilosos y terminaciones nerviosas.
En la dermis se encuentran una serie de terminaciones nerviosas encapsuladas o corpúsculos:
  • Tacto fino: corpúsculos de Meissner y redecillas que rodean los bulbos pilosos del vello. 
  • Presión: discos de Merkel y corpúsculos de Paccini. 
  • Temperatura: corpúsculos de Ruffini (calor) y de Krause (frío). 
  • Dolor: terminaciones nerviosas libres en la profundidad de la piel. El dolor es un mecanismo de defensa del organismo que nos permite evitar situaciones más lesivas. En la piel y el músculo su inicio es rápido, intenso y localizable, mientras que en las vísceras es difuso y difícil de localizar. 
Patología del dolor
Anestesia: Ausencia de sensibilidad.
Hiperestesia: Sensibilidad extrema por distorsión sensorial.
Hipoestesia: Disminución de la sensibilidad a estímulos externos.
Alodinia: Percepción de sensación extrema de dolor ante estímulos que normalmente no originan dolor.